¿Deben los cantantes apoyar el paro?
- Martín Franco
- Mar 26, 2021
- 2 min read
A comienzos de 1964 apareció The times are a-changin’, una canción de Bob Dylan que se convirtió en himno de las protestas que entonces, como ahora, sacudían a buena parte del mundo occidental. En aquella época Dylan tenía poco más de veinte años y estaba lejos de convertirse en la leyenda que es hoy -con premio Nobel incluido-, pero ya las letras de sus canciones dejaban ver sus hondas preocupaciones sociales y empezaba a perfilarse como un artista comprometido. De hecho, la canción tiene estrofas que aún hoy se mantienen sorprendentemente vigentes: “vamos padres y madres/ de todo el mundo/ y no critiquen/ lo que no pueden entender/ sus hijos y sus hijas/ están más allá de su dominio/ su antiguo camino envejece de prisa”.
El ejemplo de Dylan con el compromiso político revive la vieja pregunta sobre si es menester de los artistas involucrarse en estos temas. Mi respuesta es una sola: por supuesto que sí. Y eso, parece, es algo que entendieron varios cantantes nacionales, quienes decidieron sumarse al paro que empezó el pasado 21 de noviembre y usar su popularidad para reivindicar una serie de luchas sociales en esta protesta que, bien mirada, conserva ciertas características de las de aquella época: el malestar profundo con un sistema excluyente y la lucha por la igualdad de oportunidades de los más jóvenes.
Aunque celebro la conciencia de cantantes como Adriana Lucía -quien ha tomado las banderas de sus colegas-, y me conmovió ver ese multitudinario concierto en las calles, creo que a pesar de lo loable que resulta, y de que debería ser ese el ideal, involucrarse tampoco tiene que ser una imposición. Es cierto que los artistas no deberían ser ajenos a las realidades políticas de una época (el arte, a fin de cuentas, suele ser un reflejo de inconformismo, de no encajar en el mundo establecido), pero sí están en todo su derecho a hacerlo, por supuesto. Cada quien decide, en últimas, qué tipo de artista quiere ser: si uno que pone a pensar a través de su música y aprovecha sus muchos seguidores para reivindicar una serie de derechos que gran parte de la sociedad reclama, u otro que se mantiene al margen y hace ritmitos con letras deleznables que en un par de años serán reemplazadas.
Mi punto es que el arte -la música, la literatura, la pintura- no está nunca desligado de la realidad, jamás. El artista es testigo de lo que sucede, y una obra que aspire a perdurar no puede ser ajena a ciertos contextos y valores intrínsecos dignos de defenderse. De ahí, por ejemplo, que las letras de Dylan sean hoy todavía referentes. Habrá que esperar algunos años para saber si el machismo de la música popular o la melosería infantil del tropipop logran pasar el filtro.
Diría que no, por supuesto. Pero ésa es otra historia.
Diciembre 17 de 2019
Comentários